Déjame Amar
Familiar, otra persona, o yo mismo:
“¡No llores! No quería que no lloráramos. No le gustaría vernos llorar porque siempre estaba feliz. ¡No llores! Tienes que ser fuerte para tu familia.”
Doliente:
“¡Cómo no voy a llorar! ¡Me duele! Déjame sentir, déjame llorar, déjame amar. No trates de quitarme ese privilegio. Mi corazón necesita sentir. Mi corazón late de amor y no puede contenerse. ¿Acaso nunca has escuchado que el amor duele? ¿Nunca lo has viso o sentido? Si tu respuesta es no, mírame. Siente lo que siento. Mira como el verdadero amor duele y nada puede evitarlo. Déjame sentir, déjame llorar, déjame amar.”
RECUERDA:
Nadie puede ni debe quitarnos el privilegio de llorar. No importa lo fuerte que pensemos ser, el amor duele. Siempre he pensado que mis abuelos me enseñaron muchas cosas, menos a vivir sin ellos. Sin embargo, haber llorado sanamente y aceptar su separación, me ha llevado a tener la grata memoria de haber sentido el amor hasta lo más profundo de mi ser. No tratemos de evitar que nuestros familiares lloren. Es algo tan natural en ese momento tan doloroso. Nuestras lágrimas expresan lo que hay en nuestro corazón. Si Jesús, siendo hijo de Dios, tuvo la oportunidad de expresar su amor y llorar ante la muerte de su amigo (Juan 11, 35), con más razón yo, que soy frágil, necesito recordar y experimentar el amor a toda intensidad.
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