Funerales: Declaración de Amor
Una Declaración de Amor
Los funerales son muy comunes en nuestra vida, pero demasiado difíciles. A diferencia de una boda, bautizo, quinceañera, graduación o algún otro evento de nuestra vida, los funerales no están en nuestras prioridades. Nosotros tenemos la intención de vivir una vida llena de momentos felices, y hacemos lo necesario para no encontrarnos con experiencias tristes. Sin embargo, esto es una batalla de toda la vida. La sociedad y los medios de comunicación nos recuerdan constantemente que nuestra vida tiene que ser feliz, sin preocupaciones y sin experiencias tristes, pero en realidad eso no ayuda a tener una vida plena. Cuando evitamos estos momentos en nuestra vida, cuando no aceptamos que somos frágiles y que las despedidas y la muerte son tan normales para nosotros como respirar, es ahí cuando bloqueamos nuestra mente a la vida en su totalidad. Nuestra vida se vuelve una batalla extensa y excesiva en contra del dolor que nos olvidamos de vivir. En fin, la felicidad en esta vida no significa que siempre nos estemos riendo. La felicidad de la vida consta en aceptar las penas y alegrías y ya no preocuparnos por cómo evitar que estos momentos lleguen. Al contrario, estaremos listos y felices. Ya lo dice el Salmista, “Cuando en mi la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría” (Salmo 94, 19). La vida se vive y termina en felicidad, experimentando consuelo en los momentos buenos y los malos. Esta es la alegría recibida de Dios.
Los momentos felices de nuestra vida son una declaración de amor. Con nuestra involucración, vivencia y constante planeación de eventos y momentos llenos de felicidad, estamos dejando saber que nuestro amor es profundo, sincero y vivo. Claro, podemos expresar nuestra felicidad materialmente, a través de diversión u otras formas, pero la motivación viene del amor. Todo lo que hacemos y planeamos para dar a conocer nuestra felicidad y aceptar las bendiciones en los momentos buenos de la vida son nada más que una declaración de amor. Este es amor a Dios, que viene de Dios, regresa a Dios y nos enriquece uno al otro a través de expresiones externas. Job dice lo siguiente, “Si aceptamos de Dios lo bueno, ¿Por qué no aceptaremos también lo malo?” (Job 2, 10). Y aquí esta el secreto de la felicidad en la vida. Saber que en lo bueno y en lo malo esta el consuelo de Dios y nuestra manifestación de felicidad es motivada por el amor. Job declaró, en lo bueno y en lo malo, el amor a Dios sobre todas las cosas. Este entendimiento nos lleva a ver que, en los momentos tristes o no tan buenos, podemos declarar nuestro amor. En los funerales, en medio de la pena que sentimos, y aunque estemos invadidos de tristeza, el consuelo de Dios no se aparta de nosotros. Esta alegría de la vida reside en nuestra mente y corazón. Esta ha sido mi experiencia durante mi tiempo en la funeraria. Muchos no aceptamos esta realidad de la vida, y hacemos lo necesario para evadir estos momentos. No queremos pensar en tener planeación anticipada, y así cuando este momento llegue, nuestra familia no tenga una mayor pena. No hemos aceptado que estamos llamados a vivir esta alegría proveniente de Dios aun cuando estamos frustrados y heridos. Muchas personas, en momentos difíciles y tristes, cierran sus ojos y su corazón a esa alegría que reside permanentemente en nosotros.
Cuando recuerdo los funerales de mis abuelos, y cómo en medio del dolor el amor nos motivaba a expresarnos, ahora comprendo que la alegría que hemos recibido de Dios es permanente. Naturalmente hubo lágrimas y aun siento nostalgia al recordad, pero puedo ver lo fuerte que fue esa declaración de amor de parte de toda nuestra familia. Nos unió, nos hizo recordar tantos bonitos recuerdos, nos hizo ver las muchas bendiciones recibidas en las penas y alegrías. Esto mismo he visto en las familias que he asistido durante sus declaraciones de amor (funerales). Es fácil encerrarnos en nuestro caparazón durante esos momentos, y es también fácil cegarnos y no ver mas que nuestro propio dolor. Pero cuando vemos más allá de nuestro dolor y contemplamos que esta despedida no deja de ser paz para el que se ha ido, que esta despedida es fin al sufrimiento, es en esa verdad que podemos contemplar la alegría permanente que reside en nosotros y la realidad de nuestro amor. Y es a través de ese amor que nos damos cuenta de que Dios habita en nosotros y que no hay nada mas justo y enriquecedor que aceptar lo bueno y lo malo en la vida con alegría. Nuevamente repito, la alegría de Dios no es de este mundo, y no significa que hemos de reírnos todo el tiempo.
Cuando tengas que planear un funeral, recuerda que no estas planeando algo malo. No le estas haciendo daño a nadie. Es una declaración de amor para tu ser querido. Cuando la realidad de esta despedida llegue a tu vida, o si ya pasaste por ella, recuerda que la alegría de Dios reside en ti. Me atrevo a repetir por tercera vez que esta alegría no es de risa, sino de un consuelo íntimamente dado a ti y a mí por Dios. Las declaraciones de amor no solo son en los momentos buenos, sino también en los difíciles. Recuerda que así es el amor. Tiene que doler para que sea real. Esa alegría que reside en ti y en mi nos lleva a mantenernos en ese amor aun cuando no se siente bien. Atrevámonos a sintonizarnos con Dios a través de la alegría que ha puesto en nuestros corazones. No tengamos miedo a pensar que algún día partiremos de esta vida o tendremos que dejar ir a alguien que amamos. Muchos de nosotros no queremos pensar en nuestros propios planes fúnebres porque pensamos que estamos apresurando la muerte, pero nunca es tarde. Hacer esto en ponernos en sintonía con la realidad de la vida humana, y así ver que no importa lo que pase en nuestra vida, la alegría de Dios habita en ti y en mí. San Pablo expresa el consuelo de esta alegría y declara su amor diciendo, “Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte” (Filipenses 1, 20). Cuando vemos esto nos damos cuenta de que planear un funeral es también una declaración de amor como la que hacemos cuando estamos felices.
Toda declaración de amor es muestra de algo vivido, y es precisamente eso, AMOR VIVIDO. Nuestro reto es que, en las buenas y en las malas, declaremos el amor que hemos vivido. En los funerales, declaremos el amor que hemos tenido al que se va y vivámoslo con la alegría de Dios. No importa si lloras, dudas, gritas, o preguntas… encuentra la alegría de Dios que reside en ti y vive es amor en ese momento de pena.
Ya lo dice El Principito, “Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos…”
Recuerda, en el funeral de tu ser querido estas amando…
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