La amabilidad trae alegría.
La angustia abate el corazón
del hombre,pero una palabra amable lo
alegra. Proverbios 12:25
“Estoy cansado, y tengo muchas preocupaciones. Me siento angustiado, y no sé qué hacer.” Precisamente, el otro día me sentía un poco angustiado por algunos problemas, y solamente había preocupaciones en mi mente. Mientras me estaba arreglando para ir a trabajar, me preguntaba cómo iba a obtener palabras de aliento para los enfermos y proyectar el amor de Dios. Sinceramente, no me sentía con ánimos de sonreír. Sentía que yo también tenía que ser escuchado. Y así, en medio de ese abatimiento, partí para el hospital con la esperanza de obtener la energía necesaria para traer la palabra de Dios a los enfermos.
Realmente la angustia abate el corazón, pero una palabra amable puede sacar todo eso para llenarnos de alegría. Todos tenemos preocupaciones y problemas, y esto afecta nuestro funcionamiento diario. Sin embargo, una y otra vez, nuestro Dios nos sorprende. De la manera más inesperada, las palabras amables que recibimos o usamos son antídoto para la angustia. Si alguien pudo alegrar mi corazón, tú y yo podemos alegrar el corazón de los demás. Lo único que toma es amabilidad; en otras palabras, poseer la cualidad de amar un poco más nuestra vida para que así salgan palabras y gestos que dan alegría. Cuando unimos nuestra vida a la de Jesús, las palabras que usamos pueden traer mucha alegría simplemente porque donde está Él (Jesús), está la cualidad del amor.
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